HOMENAJE A ANGELA JAÉN EN EL ANIVERSARIO DE SU FALLECIMIENTO CAUSADO POR SU CONDICIÓN DE AFECTADA DE ELECTROSENSIBILIDAD

  • A falta de reconocimiento oficial y adecuada atención socio-sanitaria la situación de algunas personas electrosensibles es sumamente precaria
  • Diversas ciudades y Comunidades autónomas se han pronunciado a favor del control de la contaminación electromagnética, pero la ayuda para los electrosensibles aún no se está produciendo
  • ¡Ni una muerte más por culpa de la condición de electrosensibilidad o Sensible Químico!

Desde la Asociación Electro y Químico Sensibles por el Derecho a la Salud -EQSDS- queremos invitaros al homenaje póstumo a Ángela Jaén, en el quinto  aniversario de su fallecimiento. Vecina de Pinto y afectada de electrosensibilidad y Sensibilidad química múltiple, junto con su familia luchó hasta el final por recuperar la salud que le robó una antena de telefonía móvil próxima a su domicilio. El homenaje se realizará el SÁBADO 2 DE DICIEMBRE A LAS 12:00, EN LA PLAZA DEL AYUNTAMIENTO DE PINTO en Madrid, donde tantas veces su familia, amigos, vecinos y otros afectados se concentraron pidiendo justicia.

La electrosensibilidad consiste en una respuesta fisiológica de intolerancia frente a campos electromagnéticos artificiales provenientes de redes de telefonía móvil, wifi, teléfonos DECT, sistemas inalámbricos, líneas de alta tensión, transformadores eléctricos y otros equipos eléctricos o electrónicos. Este problema de salud a menudo viene especialmente asociado a la Sensibilidad Química Múltiple y en otra medida a la Fibromialgia y el Síndrome de fatiga crónica -encefalomielitis miálgica-, todas ellas patologías que forman parte del Síndrome de Sensibilización Central.

A pesar de que en sus diferentes grados podría estar afectando hasta a un 3% de la población, la electrosensibilidad es un problema de salud que tanto a nivel nacional como internacional prácticamente no tiene reconocimiento oficial. El único país del mundo que lo reconoce es Suecia, como discapacidad. Esto hace que las personas afectadas se encuentren en una situación muy difícil. Un elemento ambiental hoy día cotidiano, como son los campos electromagnéticos artificiales es el origen y desencadenante de una sintomatología, que en algunos casos llega a ser muy dolorosa e incapacitante. Las personas afectadas chocan con la incomprensión de su entorno, el desconocimiento de los profesionales de la medicina, el abandono por parte de las autoridades públicas y la intolerancia de algunos sectores sociales.

En España hay al menos unas 400 personas (0.001% de la población) aquejadas de electrosensibilidad en grado muy severo. Estas personas tienen seriamente restringido su derecho a la libre circulación, a la educación, a la salud, a la inviolabilidad del domicilio; e incluso llega a verse amenazado su derecho a la vida.

Diversas ciudades y Comunidades autónomas como las de País Vasco, Navarra, Aragón y Asturias han realizado posicionamientos en sus parlamentos a favor del control de la contaminación electromagnética y el reconocimiento y asistencia a los electrosensibles.  Sin embargo apenas hay progresos desde el ministerio de sanidad y las conserjerías en cuanto a la ayuda y asistencia para estas personas.

Desde EQSDS hemos mantenido reuniones con los principales partidos políticos y diversas administraciones públicas sin haber obtenido un compromiso significativo en el reconocimiento de la electrosensibilidad ni en la toma de medidas efectivas para paliar la situación de las personas afectadas.

Ángela Jaén y su marido, ambos jubilados y con una vida estable y tranquila hasta ese momento y organizada alrededor de sus nietos, se vieron en una difícil situación sobrevenida sin apenas recursos para resolverla. Ángela Jaén, vecina de Pinto en Madrid comenzó a sentir los síntomas de la electrosensibilidad en 2009. Una antena de telefonía móvil enfocaba hacia su casa generando elevados niveles de contaminación electromagnética. Estas condiciones ambientales habían convertido a Ángela en electrosensible y a su vivienda en un espacio inhabitable para ella. La familia pidió ayuda en innumerables ocasiones a diversas instituciones como: Ayuntamiento de Pinto, Comunidad de Madrid, Ministerio de Sanidad, Ministerio de Industria, Defensora del Pueblo,… llegando a plantear posibles soluciones como: “que se quitara la antena o se reorientara, se eliminaran los elementos de la antena que no contaban con todas las licencias pertinentes, se permutara la vivienda por otra”, nada se hizo. También llevaron a cabo una dura peregrinación en busca de apoyo socio-sanitario y un entorno apto. En este periplo Ángela y su familia padecieron la ausencia de  reconocimiento y de un enfoque sanitario adecuado, así como el ostracismo de las autoridades municipales. A lo largo de ese tiempo su situación se tornó sumamente precaria. La llegada de los Smartphones con sus múltiples fórmulas de emisión (wifi, bluetooth, datos, gps, 2G, 3G, etc.) y del 4G, convirtieron en inviables las soluciones temporales encontradas por su familia. Ante la falta total de apoyo por parte de las instituciones para encontrar una salida, su deterioro progresivo y sufrimiento físico, y el dolor que todo esto estaba causando en su familia, Ángela Jaén en Noviembre de 2012 decidió quitarse la vida.

El caso de Ángela Jaén no ha sido el único. En Junio de 2012 el violinista Michael Nield, graduado por la Universidad de Oxford, después de “haberlo intentado todo por mejorar su calidad de vida”, escapando de las señales de telecomunicaciones, en la remota ciudad de Wardy Hill, a la edad de 36 años, se suicidó. En Febrero de 2013, el sacerdote alemán Carsten Häublein se suicidó tras padecer los síntomas de la electrosensibilidad durante 10 años. En 2006 cuando la infraestructura de telecomunicaciones de Oberammergau se actualizó comenzó a padecer insomnio y dolores intensos que lo llevaron a refugiarse en los bosques. En 2009 encontró un lugar en Schleswing-Holstein, pero su salud empeoró de manera drástica en 2012 con la llegada de la tecnología 4G. En 2015, Jenny Fry, de 15 años de edad se ahorcó en un bosque cercano a su domicilio en Chadlington. Jenny, descrita como alumna destacada, inteligente y organizada recibía frecuentes castigos por ausentarse del aula buscando los lugares de la escuela libres del wifi en los que realizar sus tareas. Desgraciadamente conocemos otros casos similares en España que las familias han decidido mantener en el anonimato.

Por todo ello denunciamos la falta de ayuda por parte de las autoridades, que deberían facilitar unas condiciones para que las personas con estos problemas de salud tengan la oportunidad de recuperarse o mejorar y llevar una vida digna. Pedimos el reconocimiento de la electrosensibilidad como síndrome de origen ambiental y de la discapacidad asociada al mismo. Pedimos para los casos más graves la ubicación en lugares libres de radiación electromagnética, y cuando sea posible medidas de protección y adaptación de viviendas, puestos de trabajo, y espacios públicos que faciliten la integración social y el acceso a los derechos básicos, así como el acceso a los tratamientos y medidas que permitan la mejora de sus condiciones de salud.

¡Que la muerte de Ángela Jaén y la de los otros afectados no hayan sido en vano!

 

¡Que nunca más una persona afectada de electrosensibilidad o Sensibilidad Química Múltiple se vea empujada a esta terrible decisión!

angela jaen 2017

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